(Canción
por Adriana Salas. Basada en imágenes
de
los poemas del libro “Anciana Inclemente”
de
R.T. Gama.)
De
medianoche a laudes
murciélagos
por doquier
escuchaban
sus historias
de
una anciana sin piedad
que
merodeaba en el día,
le
sonreía por saludar.
Le
removió las escorias
guardadas
en el desván
con
esos ladrillos crudos
llenos
de espera, huecos de amor.
Cantaba
con su faena
unas
palabras de tentación:
Vive
más de lo esperado,
el
Ave Horrenda no está,
yo
te espantaré al Cangrejo
y
tú busca con quién hablar.
Hay
cuadras de dos minutos
para
que salgas a chacharear
no
vayas con tus amigos,
¡tristes
guiñapos! Hacen llorar.
Vámonos
muriendo todos,
que
están enterrando gratis,
¿qué
sigue de medianoche?
¡Pues
música con un laúd!
El
canto de los jilgueros
en
aquel árbol que puedes ver
te
dice que ese es tu mundo
porque
este mundo, ¡se te acabó!
Y
la Ancianita Inclemente
contempla
aquel ataúd
adentro
viene el poeta
cuya
sombra no borrará.
Alguien
habrá que se ría
porque
finge su dolor.
Coros
de ángeles y ninfas
le
cantan esta canción;
se
la compuso una anciana
que
de joven lo abrazó.
que
en copla se convirtió.
Qué
marejada es la vida,
agitación
sin cesar,
dirigimos
una tabla
por
el oleaje del pensar.
Sentimos
que nos anima
una
certeza de eternidad,
queremos
que no termine
y
dure por siempre la humanidad.
(Se repite)
Vámonos
muriendo todos,
que
están enterrando gratis,
¿qué
sigue de medianoche?
¡Pues
música con un laúd!
El
canto de los jilgueros
en
aquel árbol que puedes ver
te
dice que ese es tu mundo
porque
este mundo, ¡se te acabó!