Cuando voy por andurriales
y respiro el aire seco,
inhalo desolación,
exhalo palabras grises
y te siento muy presente,
como si aún te perdieras
en tu propio laberinto.
Azoradas marionetas
contemplan el lodazal.
Tú no llevabas muñecos
ni divertías a la gente;
nadie te daba dinero
ni conseguías qué comer.
A veces no regresabas,
y al estar de nuevo en casa,
me veo retratada en ti.
Azoradas marionetas
contemplan el lodazal.
ni divertías a la gente;
nadie te daba dinero
ni conseguías qué comer.
A veces no regresabas,
y al estar de nuevo en casa,
me veo retratada en ti.
Azoradas marionetas
contemplan el lodazal.
El creerte acompañada
no te quitaba tristeza,
y al saberme abandonada,
leo tu huella en el camino,
lleno el vacío con distancia,
descifro los pedregales,
e imagino tus delirios.
Azoradas marionetas
contemplan el lodazal.
no te quitaba tristeza,
y al saberme abandonada,
leo tu huella en el camino,
lleno el vacío con distancia,
descifro los pedregales,
e imagino tus delirios.
Azoradas marionetas
contemplan el lodazal.
Este texto se ha transformado. Lo hice canción y quedó la letra así:
Cuando voy
por andurriales
y respiro
el aire seco,
inhalo
desolación,
exhalo
palabras grises
y te
siento muy presente,
como si
aún te perdieras
en tu
propio laberinto.
Azoradas
marionetas
que no te
vieron llorar,
calle
arriba, calle abajo,
contemplan
el lodazal.
Tú no
llevabas muñecos
ni
divertías a la gente;
nadie te
daba dinero
ni
conseguías qué comer.
A veces no
regresabas,
y al estar
de nuevo en casa,
me veo
retratada en ti.
Azoradas
marionetas... (Se repite)
El creerte
acompañada
no te
quitaba tristeza,
y al
saberme abandonada,
leo tu
huella en el camino,
lleno el
vacío con distancia,
descifro
los pedregales,
e imagino
tus delirios.
Azoradas
marionetas... (Se repite)
Eres parte
de ni tierra,
mi mundo y
mi vendaval,
tomé tu
llanto y tu risa,
y los
guardé en el zurrón.
En esas
noches de frío,
me siento
más hija tuya,
que
vástago de mamá.
Azoradas
marionetas... (Se repite)
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