miércoles, 23 de mayo de 2012

Tal como la veo yo, breve historia de AA


El origen de Alcohólicos Anónimos está fuertemente ligado a la historia de los Estados Unidos, que es un país de extranjeros trasplantados, cuyos vínculos principales de raza, lengua y tradición están establecidos con Inglaterra.

Dicho en otras palabras, Gran Bretaña es a Norteamérica lo que España es a México.

La formación de Alcohólicos Anónimos fue consecuencia directa del noble experimento y de la ley seca aprobada en 1917, pero que entró en vigor hasta el 19 de enero de 1920, para que veamos que no nada más en México se hacen las cosas con retraso. Fue derogada el 7 de noviembre de 1933 por el presidente Roosevelt, en virtud de que el noble experimento había sido un fracaso o, si lo queremos ver desde la óptica de un magnate capitalista, la necesidad ya estaba provocada.

Prohibir la fabricación, venta y transporte de bebidas embriagantes cuyo contenido alcohólico pasara del cinco por mil, únicamente sirvió para favorecer el uso de alcoholes tóxicos; el incremento de ciegos; la proliferación de speakeasies o tabernas clandestinas con bebedores a escondidas y para enriquecer a maleantes de la talla de Al Capone, que si se hubiera rendido ante Dios, bien podía haber sido Al Capone el agua para el café de la junta; Al Capone los ceniceros en las mesas; Al Capone el stand de la literatura... un hombre de sus recursos, ¡qué servicios no hubiera podido prestar!

Ya me parezco al reverendo Frank Buckman... al rato, al rato van a saber por qué.


Alcohólicos Anónimos nació en territorio de las Trece Colonias originales, en estados que se declararon en contra de la esclavitud durante la Guerra de Secesión. Cuajó en la segtunda mitad de la década de los treinta y su éxito se lo debe más al New Deal de Roosevelt que al legado del Grupo Oxford.

Frank Buckman, pastor evangelista, creador del Grupo Oxford, llegó a este valle de lágrimas en Pennsburg, Pensilvania, en 1878.

El 26 de noviembre de 1895, a las tres de la mañana, en East Dorset, Vermont, en una habitación situada detrás de un bar -hay que darle a la historia un matiz de predestinación- Doña Emily desempeñaba un trabajo de parto causado por William Griffith Wilson, futuro ícono de AA, autonombrado el borracho número uno, mejor conocido por todos como Bill W.

Siendo apenas el pastor Buckman una criatura de un año, más o menos el 8 de agosto de 1879, en St. Johnsbury, Vermont, veía la luz primera Robert Holbrook Smith, segundo pilar de la benemérita asociación de beodos, de quienes recibió el apelativo de Dr.Bob, porque sí era médico.

Cuando el Dr. Bob y Bill W se conocieron, empezó a tomar forma lo que se llamaría Alcohólicos Anónimos. Esto tuvo lugar en la ciudad de Akron, Ohio.

La Central de Servicios Generales AA mundial, tuvo y sigue teniendo su sede en la Ciudad de NuervaYork; afortunadamente, Osama Bin Laden no la consideró un blanco digno de sus proyectiles, pero quién sabe ahora que ya no estám las torres gemelas. En tal caso, bien cabe la posibilidad de que la Central Mundial Al Anon les hiciera un rinconcito allá en el estado de Virginia.

Pero dejando en este punto el breviario cultural, volvamos a la ley seca. El pueblo norteamericano la aceptó de buen grado porque necesitaba un asidero moral; había devastación emocional por la guerra, la postguerra y la preguerra y nadie se imaginaba que ya los estaba esperando el crack del 29.

Faltaba todavía mucho para eso, el reverendo Frank Buckman, apenas había tenido su "Visión de la Cruz" en Inglaterra, después de haber hecho sus visiones como fruncionario de la YWCA (Young World Christian Asociation, "la guay" le decimos en México)en los Estados Unidos y mientras combinaba la chamba de profesor universitario con viajes por el Oriente, llegó la Primera Guerra Mundial.

Mientras tanto, Bill W, que para entonces ya era un joven soldado, tomaba su primer trago, visitaba la catedral de Winchester y se veía sacudido por un "tremendo sentido de Presencia", que no tenía por qué ser inferior a las imaginaciones del mesiánico evangélico pilim pim pético, ¡hombre! Si también él desvarió en la tierra del Rey Arturo!

Aún tenían que transcurrir algunos años antes de que se llevara a cabo la guerra de vanidades. 


En 1920 aparecieron en las universidades de Oxford y Cambridge, grupos de estudiantes de las clases media y alta que dirimían cuestiones espirituales y emocionales. El nombre de Grupo Oxford les fue puesto por la prensa local de Sudáfrica cuando siete discípulos del profesor Buckman viajaron a ese país para hacerle propaganda al movimiento.

El detalle es que estos grupos se estaban expermientando ya desde elsiglo XVIII, precisamente en la universidad de Oxford, al mismo tiempo que el pueblo francés, al otro lado del Canalde la Mancha, se dedicaba, con singular alegría, a partirle su madre a la Bastilla y a desgastar el filo de la navaja con el uso indiscriminado de la guillotina.

Esto lo menciono para que se tenga en cuenta que los grupos empezaron a ensayarse cuando Inglaterra había dejado de ser república, pero aún estaba fresco el recuerdo de  Oliver Cromwell y en Francia se vivía la Época del Terror.

Excelente caldo de cultivo para un programa espiritual cuya primera característica es la participación por confesión personal pública de los pecados propios -el origen de la tribuna-, que se hace en reuniones caseras de personas de ambos sexos. Se tiene confianza en que para esas reuniones hay una guía divina -lo que hoy se conoce como Poder Superior- y se exige la completa entrega de la voluntad humana a la voluntad de Dios.

El Grupo Oxford del profesor Buckman, era un movimiento espiritual que buscaba recapturar, en el mundo moderno, la fuerza del cristianismodel tiempo aquel en que recién murió Jesucristo. De hecho, su verdadero nombre fue Fraternidad Cristiana del Primer Siglo.

El programa de mejoramiento personal consistía en cuatro absolutos, cinco Ces y cinco procedimientos:
Honestidad absoluta, desinterés absoluto, pureza absoluta y amor absoluto.

Con razón se hizo obsoleto, a pesar de la Confianza, Confesión, Convicción de Culpa, Conversión y Continuidad.

Para lograr tales efectos, era indispensable: Dejar de discutir con Dios, Escuchar la dirección de Dios, Confirmar la guía, Restitución y Compartimiento y Dar Testimonio.

Había también axiomas o lemas: "Da mensaje, no puntos de vista", "Ganas tu discusión, pierdes a tu hombe", "Estudia en los hombres, no en los libros". Este último, hay muchos AA que se lo toman muy en serio, porque no leen y el hecho de que la mayoría de los miembros sean personas que desconocen la historia de la institución que les ha salvado la vida, es una amenaza real, y muy seria, para la permanencia de AA en este mundo.


Éranse una vez que se eran dos gringos. Uno médico cirujano y el otro corredor de bolsa, bien persas los dos, que sintieron que la lumbre les llegaba a los aparejos por tantos años de andar de pedotes.

Un día, el corredor de bolsa estaba en la cama de un hospital y tuvo una alucinación inmediatamente después de clamar a Dios, pues los efectos de la crudota que se cargaba no eran para menos. Entonces, una luz invadió la habitación y Bill W siguió la costumbre típicamente norteamericana de llamar arrebato místico a cualquier pinche delirio y asistió con regularidad a los Grupos Oxford.

Tiempo después, conoció al Dr. Bob. A estas alturas del partido, la señora Lois Burnham de Wilson, o sea su esposa, ya le había propinado el zapatazo indicador de que las cónyuges existían y necesitaban auxilio.
Interrumpo el relato para señalar otro detalle, debidamente minimizado por la historia oficial: la abnegada y sufrida Lois, trabajaba en la YWCA (la guay), institución de extrema derecha, que no le da trabajo a nadie que no demuestre tener la misma ideología.

La historia no registra si nuestro líder fue descalabrado, pero, no obstante la urgencia del caso, los grupos Al Anon y Alateen comenzaron a trabajar hasta bien entrada la década de los 50.

Cuando Bill W se negó a que su costilla escribiera el capítulo del LibroGrande destinado a las esposas, para lo cual la señora Lois se ofreció, nada se menciona acerca de su amor propio herido.

Además de que no se le puede dar al marido un chanclazo impunemente, encuentro útil señalar que existe, en la literatura generada por Al Anon, un libro titulado Memorias de Lois, que solamente puede conseguirse pidiéndolo a la Central de Servicios estadounidense, pero no está traducido a ningún idioma: la lectura está restringida a quienes hablan inglés o lo dominan. 


Los alcohólicos, a donde quiera que llegan aspiran a ser el bebé del bautizo porque se sienten la quinceañera de la fiesta. Muy pocos son capaces de admitir que, si están destacando, es precisamente porque son el muerto del velorio.

En cuanto Bill W empezó a sentir los beneficios de programa oxfordiano, pasó a resultar que el evangelismo del grupo era agresivo, así como la actitud de los demás asistentes; que había formas de coersión, directas e indirectas, que no deben haberle disgustado mucho, desde el momento en que se perpetúan a través de los grupos de avance.

Como también encontró que era mala la publicidad, obviamente no se refirió a la que él se atrajo, promovió el anonimato y por eso, al separarse definitivamente de los Oxford, Bill W y sus seguidores se llamaron a sí mismos Los Alcohólicos Anónimos.

Dicen por ahí que la suerte es el trofeo de los mediocres. Bill W tuvo suerte, porque el nazismo estaba cobrando auge y el reverendo Buckman desperdició una valiosísima oportunidad de quedarse callado. Era agosto de 1936. Por querer hablar ya, para el World Telegram de NuevaYork, no formuló bien sus conceptos y se atrevió a decir la siguiente estupidez:

"Doy gracias al cielo por un hombre como Adolfo Hitler, que construyó una línea frontal de defensa contra el Anticristo del comunismo. Pienso en lo que significaría para el mundo si Hitler se rindiera a Dios; mediante un hombre así, Dios podría controlar a una nación y resolver todos los problemas, ya que los problemas humanos no son económicos, sino morales y no se pueden resolver por medio de medidas inmorales."

Con semejante manera de pensar, es perfectamente entendible que Bill W haya hecho una transferencia negativa hacia el Grupo Oxford y su fundador. De no haber repetido la triste hazaña de Norwich en sus tiempos de estudiante, lo más seguro es que los alcohólicos anónimos siguieran siendo borrachos conocidos.

"Estaba fallando lamentablemente en cálculo, recordó Bill. En álgebra tenía dificultad para memorizar las fórmulas y ahora en cálculo tenía problemas similares. Me di cuenta que iba a tener un absoluto fracaso en cálculo; en realidad, el profesor prometió que me pondría un cero.

"Bill descubrió que su profesor tenía ciertas limitaciones en su propia comprensión del tema. Era un catálogo de fórmulas y podía aplicarlas, PERO ERA UN ENGAÑO, porque a fondo no sabía cómo funcionaba la cosa, dijo Bill, y me decidí a aprender.

"En la biblioteca, estudió la historia de las matemáticas y la evolución del cálculo; finalmente, captó el concepto lo suficiente como para discutirlo, ya que había desarrollado considerables conocimientos para argumentarlo.

"Exhibí al profesor y me burlé de él ante su clase, contó Bill. Me puso el cero, pero había ganado una batalla. Era el único en toda la escuela -otra vez el hombre Número Uno- el único que comprendía a profundidad los principios fundamentales del cálculo.

"El incidente nada lo ayudó académicamente, pero lo hizo sentirse el centro de atracción; fue otra representación del proyecto del búmerang. Su impulso por el prestigio lo estaba volviendo a valorar, haciendo de él una especie de héroe ante sus condiscípulos, pero un vulgar presuntuoso a los ojos de su profesor de cálculo."

Con el pastor le fue de maravilla. La burrada cometida por éste suscitó lo que bien podría llamarse La Rebelión de los Briagos y Endriagos de Compañía, que se declararon de inmediato como una entidad aparte. Al mismo tiempo, la Universidad de Oxford colaboró en el relajo haciendo pública su indignación y pidiéndole a Frankie Boy que dejara de usar el nombre de Grupos Oxford para su templete.

El reverendísimo, como perro con la cola entre las patas, viajó a Europa con el fin de pedirle frías a varias personalidades; entre ellas la reina de Holanda y, para no desentonar con el rearme militar de las potencias que se aprestaban para la Segunda Guerra, les fue con la embajada de un Rearme Moral... la payasada más grande del mundo... A ver, ¿cómo no le pidió chiche a Hitler? ¿No que podía convencerlo de que se rindiera ante Dios? ¡Caramba, hombre! ¡Si pudo haber evitado el holocausto!

Frank Buckman fue un hombre que siempre vio a los alcohólicos como unos pegostes que se habían adherido al movimiento y, en realidad, siempre los desdeñó. Con más razón los destetó... ¡perdón! Los detestó, cuando tuvo que aceptar que el líder de ellos le había comido el mandado.


Una vez consolidado Alcohólicos Anónimos, Bill W, porque el Dr. Bob no tanto, se dio a la tarea de concebir un proyecto expansionista -dejara de ser un gringo y además, corredor de bolsa- y se lanzó, con su esposa, a realizar la Cruzada delCaribe.

La verdad es que ya necesitaban vacaciones. A la bondad, cuando no es empresarial, se le llama... fantasías. Y nuestros vecinos del norte son... empresariales, si los queremos ver con ojos de bondad, lo cual no deja de ser fantástico. El caso es que para 1960 había grupos de Alcohólicos Anónimos en toda la AméricaLatina.

Los primeros grupos AA que prendieron en México, allá a finales de los 50's todavía existen y están en la ciudad de Guadalajara,Jal. Antes hubo un intento en Monterrey,N.L., que no fructificó y algún alcohólico de la Ciudadde México del que nada se supo después de un tiempo de intercambio epistolar con la Central de Servicios Generales de Nueva York.

Guadalajara es una ciudad en donde radica mucho extranjero jubilado; predominantemente de Estados Unidos, luego entonces, la institución penetró en México a través de los miembros de la colonia americana. ¿En qué se parece esto a la quinta columna de los nazis en los 30's?

Los grupos hispanoparlantes que surgieron después, fueron apadrinados por los english spoken, que gozaron de admiración por su actitud reservada y su negativa a hablar de ningún tema que no fuera AA.

Todos los alcohólicos son herméticos e histriónicos pero, ¿qué ocultaba Harry O, por ejemplo? ¿Su condición de enfermo? ¿Su incapacidad para asombrarse de lo que ocurría a su alrededor? ¿Su ignorancia al respecto? ¿Ocultaba, acaso, su verdadera identidad?

Si era o no era agente de las altas esferas del poder de Washington, solo Dios y la Secretaría de Gobernación lo saben; por el misterio con el que fue deportado, la impresión sí la da.


¿Cuántos hombres como Pancho Villa, CésarAugusto Sandino, y Simón Bolívar  se necesitaben en la América Hispánica para que no hubiera enfermos de alcoholismo? ¿Cuántas mujeres como LeonaVicario, Alaide Foppa, Gabriela Mistral y Rigoberta Menchú se pueden desarrollar en países donde campean la pobreza, la marginación y la desesperanza? ¿Hasta qué punto de verdad es bueno dejar a un enfermo alcohólico a la deriva? ¿Realmente es justo recomendarle que vaya a AA?

Al recorrer grupos y grupos, se percibe que el ambiente es de Ministerio Público; es como entrar a una de esas vecindades, refugio de malvivientes a escuchar cuitas, correrías, fechorías, averías y majaderías. Muchos de esos lugares huelen a mariguana. Si de la violencia intrafamiliar se pasa a la tosquedad vecindera, y de ahí a la irracionalidad del anexo, ¿en qué consiste la curación? ¿Cuál es entonces la esperanza de vida que se le vende al enfermo?

Para encontrar un grupo cuya dinámica sea de seguir los doce pasos del programa, hay que llevarse un chasco por lo menos en 20 lugares distintos. Quizá sea un signo de recuperación que el enfermo alcohólico deje las reuniones del grupo donde nació para buscar las raíces, para reunirse con las personas de la clase social a la que pertenecía cuando estaba creciendo y educándose para vivir.

Casi no se habla de pobreza y riqueza en los grupos, pero instiga la curiosidad observar que el logo AA abunda en las colonias populares y, ¿en las colonias ricas?

No es inteligente pensar que entre la gente acomodada no haya alcoholismo, pero ellos, al poder pagarse atenciones caras y buenas, tienen más oportunidad de curar y cuando no, de controlar y ocultar sus padecimientos con eficacia, cosa que no les sucede a las clases media y baja.

En ese sector social, todas las necesidades materiales están satisfechas. Eso favorece el desarrollo de personalidades más armónicas. Aunque mucho nos disguste, el rico se enferma menos que el pobre; esto es una realidad.

En las zonas ricas de la Ciudad de México, se necesita ser observador para darse cuenta de que hay tantos grupos como en una colonia de rompe y rasga, pero todos están en los sótanos de algún templo católico. Los anuncios están puestos con mucha discreción en lugares estratégicos, de tal manera que nada más quienes se acercan a los edificios los pueden ver, pero las diferencias son abismales, y no me refiero al factor monetario. En esos grupos hay más gente militando y tienen un nivel de aspiración que les ayuda a aprovechar el programa.

AA es una aportación de ricos. Bill W y el Dr. Bob no eran ningunos indigentes.Tan eran gente adinerada que se pudieron codear con Rockefeller, quien generosamente, les dio calurosísimas felicitaciones además de la idea de la séptima tradición, que dice que cada grupo se debe sostener con sus propios recursos. Desde entonces, en cada reunión que concluye, se hace una colecta que se llama "Séptima", que no es obligatoria pero sí muy necesaria.

El alcoholismo no es diferente de ningún otro microbio: los virus, los hongos y las bacterias tampoco respetan edad, sexo ni posición social, pero, ¿por qué a los ricos no les da disentería, ni infecciones micóticas, ni lepra o escorbuto?

Tal vez algún esoterista pudiera ayudarnos a descifrar el enigma, yo nada más puedo ofrecer el resultado de mis pesquisas. Hay razones de mucho peso para llegar a la conclusión de que los grupos de gente rica son los verdaderos depositarios y beneficiarios del programa de recuperación; para el pobre arrabalero, no quedan mas que el anexo y el cuarto paso al vapor.









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