domingo, 6 de abril de 2014

Antes del gran batacazo

Recuerdo haber tenido esta conversación con alguien:

-Diosito, no, ¿cómo me vas a mandar a ese pinche planeta? ¡No chingues!
-¡Cómo que no chingue! ¿Ese es el respeto que ha aprendido a tenerle a un superior?
-Es que allá se hace todo al revés de como Tú lo mandas, ¡ya ni la amuelas!
-¿Qué es eso de ya ni la amuelas? Ahora, por faltarme al respeto, va usted a nacer en México, ¡y mujer!
-¿No te digo? ¡Cómo serás cabrón!
-Por insultarme, éstos van a ser sus padres.
-¡Pero si son unos monstruos! ¡Esas son ojeterías!
-Y si se muere antes de los 80 o se suicida, ¡la mando de regreso a la India o Bangladesh!



Mi mami, dulcemente, con un cinturón en ristre, me decía: “Compórtate o te va peor”. Yo entraba en un continuo dejavu que me orillaba a preguntar dónde había oído eso antes… probablemente, Dios es mamá…


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